Un colaborador de Rojava Azadî ha traducido el siguiente texto que es la introducción que se leyó en un acto en solidaridad con Rojava que tuvo lugar en Atenas, Grecia, el 24-07-2015 a cargo del colectivo anarquista ASMPA.
(https://rojavaazadimadrid.wordpress.com/2015/12/21/revolucionarios-griegos-llaman-a-la-solidaridad-internacional-con-rojava/)
El Colectivo Anarquista para el Combate Proletario (ASMPA), ha organizado esta charla como muestra de solidaridad revolucionaria; porque hay compañeros que han tomado la decisión de unirse solidariamente a la lucha revolucionaria que se desarrolla en Rojava. Os hemos invitado para apoyar la lucha internacionalista y fortalecer la resistencia ahí, hasta la victoria de la revolución.
Dos caminos por la emancipación se encuentran en Rojava. Dos caminos que empezaron a desarrollarse hace ya décadas. Uno de estos comenzó a andarse en la selva Lacandona de Chiapas, México. Tratando de reconstruir una guerrilla, tradición de lucha que nunca se fue del todo en ese continente, una inicialmente pequeña organización de revolucionarios de izquierdas llevaban preparando su levantamiento durante una década, en el contexto de una relación directa con la base social oprimida. A través de este diálogo el EZLN abandonó sus posiciones estatistas y de partido centralizado. Al ocupar y liberar territorio en favor de los oprimidos, el EZLN plantó la semilla de la autonomía social que germinó y sigue creciendo a día de hoy.
Los siguientes años fueron testigos de como la lucha en Chiapas sirvió de catalizador del desarrollo del movimiento internacionalista y anti-capitalista que centró sus esfuerzos en la lucha contra las cumbres de los estados como el G8 o similares a través de movilizaciones internacionales. Las masivas manifestaciones de rabia anti-sistémica que se produjeron en estas movilizaciones, más alla de las fronteras y del territorio conocido, esparcieron nuevamente el espíritu de rebelión en las metrópolis del capitalismo global, alcanzando su apogeo en Génova 2001 y empezando el declive en Tesalónica en 2003. En cualquier caso, durante estos episodios de lucha la revuelta solo ganó terreno de forma circunstancial.
La llama de la rebelión se encendió de nuevo en 2008 en Grecia por el asesinato de Alexis Grigoropoulos. El alcance de esta explosión fue tal que marcó un momento de transición hacia el surgimiento y difusión de movimientos insurreccionales alrededor del mundo. Estos movimientos tratan de derribar regímenes para establecer un territorio y echar raíces para la organización revolucionaria. Pero al mismo tiempo las naciones capitalistas y las nuevas autoridades regionales explotan esa inestabilidad causada por las rebeliones para poder controlarlas mejor. En el mediterráneo, en el mundo árabe y en América Latina, pero también en el norte euro-americano el movimiento anti-capitalista libera territorio cada vez con más determinación.
Y así llegamos a Siria. El asesinato de estado de un grupo de chavales que se atrevieron a llamar a la rebelión por internet, a pesar de no tener mucha repercusión, provocó manifestaciones multitudinarias en algunas regiones de Siria. A medida que las manifestaciones pacíficas eran atacadas por el ejército se desataba la insurrección. Las debilidades del régimen baazista tanto internas como externas, en conjunción con la intervención imperialista y la lucha entre estados dieron espacio a esfuerzos admirables por la emancipación pero también a la teocracia más sanguinaria e inhumana al servicio del Capital. Fue en estas circunstancias donde la resistencia armada se produjo de la mano de un proyecto revolucionario en Rojava.
El segundo camino empieza ahí; es la secuencia histórica de la resistencia kurda. La lucha armada del pueblo kurdo contra el nacionalismo de los estados que ocupan el Kurdistán todavía hoy y que ha durado ya tres décadas. Turquía, Iraq e Iran han perpetrado el mayor genocidio desde el holocausto nazi. Dento de la zona bajo control de Turquía la resistencia kurda ha soportado un terrorismo de estado durísimo y el desplazamiento de poblaciones a manos de un régimen militar.
La caída del bloque soviético debilitó a los movimientos de izquierda por todo el mundo. Pero el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) y sus milicias, ni giraron hacia el nacionalismo, en auge en aquel momento, ni abandonaron la resistencia; manteniéndose junto a su base proletaria y rechazando integrarse en el Estado y el Capital. Muy al contrario, la resistencia kurda se radicalizó y apostó por la emancipación social y el internacionalismo haciéndose así más fuerte. Después del arresto de Abdullah Ocalan, líder del PKK, quien por cierto fue entregado a los servicios secretos turcos y estadounidenses por el estado griego bajo gobierno en aquel momento del PASOK, y a pesar del culto a la personalidad inherente al movimiento kurdo, la resistencia no solo no se desintegró sino que profundizó en su estructura colectiva.
En lo que concierne al objetivo de la lucha, rechazó la trampa de un estado supuestamente independiente, al que hoy en día solo se puede llegar a través de la dependencia del imperialismo y que acaba por levantar un nuevo poder sobre el pueblo como se puede ver en el caso de Kurdistan bajo control iraquí. La lucha por el derecho de auto-determinación nacional dio paso a la aplicación directa de la autogestión intertribal e interreligiosa mas allá de las fronteras de los estados. L a resistencia kurda abandonó sus políticas estatistas pero no abandonó las armas y así estrechó los lazos con los movimientos sociales de Turquía e internacionalmente. Queremos hacer constar que la incapacidad de las organizaciones nacionalistas kurdas de Iraq para detener el avance del ISIS, a pesar del apoyo de poderosas naciones, se debe a que no poseen suficiente base social. El ISIS fue detenido en Mósul gracias a la intervención de las milicias del PYD y el PKK.
El proyecto revolucionario de Rojava nació de la resistencia kurda. En el contexto de la desintegración del Estado Sirio, los revolucionarios organizados del Kurdistán tomaron la iniciativa y convocaron a la población de Rojava a organizarse en asambleas, formar milicias de autodefensa y estructuras horizontales para la autogestión. Los revolucionarios organizados fortalecen la lucha hacia la autogestión a través de la participación en los movimientos sociales. La contribución del PKK y el PYD a la revolución social en Rojava es una clase magistral de dialéctica revolucionaria.
Es absurdo esperar a que todo el mundo adquiera conciencia revolucionaria antes de rebelarse; esta posición produce aislamiento, aleja las ideas revolucionarias de su lugar que es el esfuerzo diario en la lucha de clases y confunde la acción insurreccional y revolucionaria con la lógica autoritaria. Es desastroso esperar a que todo el mundo se organice por si mismo sin la existencia de iniciativas combativas, ya que el territorio liberado es indispensable para que los explotados se transformen en un cuerpo social autónomo. Aquellos que ponen la conciencia por encima de la revuelta y la lucha, adoptan una especie de metafísica burguesa, el idealismo, quizá por que no sienten la inmediata necesidad de la revolución en sus carnes. Al intervenir de forma militante en cada momento critico de la lucha de clases y al liberar territorio a través de la resistencia, podemos liberar el potencial para la emancipación social.
La revolución de Rojava prendió en medio de una guerra entre poderes, sobre las cenizas de las sociedad que había sido saqueadas y destruidas. EL movimiento revolucionario internacionalista se hace fuerte mientras lucha contra el dictador, el imperialismo y la teocracia terrorista. En las circunstancias más brutales, más allá de la desesperación, la necesidad se arma y se extiende. El capitalismo no será derrotado ni por el avance de la civilización tecnológica, ni por la planificación meticulosa, sino por la degradación causada por la acumulación de poder y el antagonismo.
Las revoluciones saltan de repente a través del vértice de la lucha entre los estados. La Comuna de París en 1871, Rusia en 1905 y 1917, Alemania en 1918 o los Balcanes en la Segunda Guerra Mundial. Estas fechas forman la secuencia de insurrecciones populares contra la dictadura. El golpe de estado fallido de Kornilov en Rusia, el de Kapp en Alemania en 1920 o España en 1936.
Y mientras en Europa los movimientos revolucionarios fueron, o completamente eliminados o integrados antes de la mitad del siglo XX, sufriendo la represión y siendo desarmados o transformados; en la periferia del capitalismo la resistencia al colonialismo y al imperialismo continuaron de forma revolucionaria a través del mundo. Mientras algunos subestiman los procesos revolucionarios en marcha donde las fuerzas productivas no se han desarrollado, de acuerdo con el dogma, nosotros anteponemos el paradigma de la lucha militante y emancipadora de los más oprimidos del capitalismo global. ¿Pueden los explotados de las metrópolis capitalistas romper su dependencia y el privilegio que conlleva el imperialismo y pueden luchar contra el nacionalismo sin la efectiva resistencia y el paradigma revolucionario del proletariado del tercer mundo? El movimiento armado de Europa y América del Norte dieron cobertura a los movimientos anti imperialistas en la periferia capitalista. Fue algo más que la expresión de humanidad que no rompe con el credo imperialista; fue una estrategia de clase.
La Revolución social en Rojava y la rebelión en Turquía abren el camino para la lucha revolucionaria a lo largo y ancho del mundo.
La autogestión social, tal y como esta siendo implementada en Rojava, transforma todas las relaciones, ya sean sociales, políticas, o económicas, dentro de las comunidades o entre ellas o en su trato con el poder, pero también en el combate global basado en el antagonismo entre estados y clases. Por un lado es un proyecto de comunitarismo directo, a través de la reconstrucción auto-gestionada de la base social y no a través de un partido centralizado. A través de las asambleas locales o comunas, como han sido llamadas en Rojava, asumen capacidad política, la base objetiva para la abolición de las relaciones de explotación es construida, la revisión de las necesidades, la reestructuración de la producción y la reorganización colectiva del trabajo. Tomemos como ejemplo el hecho de que Rojava es el único sitio del mundo donde la oferta de petroleo esta en manos de los vecinos colectivamente. Solo la politización universal de la clase a través de procesos de autogestión militante pueden subvertir la dominación de clase al redefinir la noción de sociedad y humanidad.
Por otro lado, la fraternidad social, sin discriminación de raza, religión o nacionalidad, que es practicada a través de estructuras abiertas de autogestión y autodefensa en Rojava consiguen eliminar cualquier pretensión de de conservar el poder, intervenir o reprimir por parte de los poderes autoritarios. El internacionalismo, el antiestatismo y el antimilitarismo actúan en el escenario global de guerra entre las clases gobernantes con fuerza y capacidad allí donde se llevan a la práctica por la base social. La revolución en Rojava es una fuente de creación de civilización de forma revolucionaria.
La participación decisiva de la mujeres en la lucha proletaria y su contribución sin limites a los procesos sociopolíticos revolucionarios, basándose en su autonomía organizativa radicalizan la lucha y el desarrollo colectivo. En un sitio que es brutalizado y saqueado por la teocracia la resistencia combativa de las mujeres se vuelve la primera linea en la revolución. El hecho de que las reprimidas y explotadas se unan masivamente a la lucha a través de nuevas formas de autoorganización imprime una fuerza colosal al movimiento revolucionario. La revolución de las mujeres es el útero de la que nacerá la nueva vida social que será imbatible.
Echemos un vistazo al problema de la teocracia terrorista. Si apoyamos de todas las formas la resistencia contra el islamismo militarista no se debe a nuestra postura frente a la religión. Ni tampoco se trata de alinearnos con el liberalismo imperialista. Muy al contrario , en Rojava, la religión no se persigue mientras que en la democrática Europa, la cultura islámica es demonizada y perseguida dentro de una estrategia de enquistamiento del conflicto entre religiones, la opresión de clase y la intensificación del control militar y el fascismo.
El militarismo islamista ha sido generado y alimentado por el centro euro-americano capitalista, sobretodo los EEUU, desde los años 60 para transformar la rabia proletaria de los países periféricos, combatir los movimientos comunistas y fomentar el totalitarismo. Tras la caída de la URSS las interminables guerras de la OTAN han espoleado al militarismo islamista. Los Estados de la zona, como los regímenes de Saddam o Assad, emplearon la misma herramienta. Esta herramienta no es otra que el desdén por la vida humana y la libertad y la destrucción conjuntamente con la glorificación del autoritarismo; tal y como se practican en el militarismo islamista. Mientras estas circunstancias van dando forma al espejo moderno del antagonismo del Estado y el Capital.
En Siria, los imperialistas occidentales y el régimen baazista han invertido mucho dinero en las milicias islamistas para controlar la insurrección social y gestionar las contradicciones del capitalismo y la lucha entre estados por medio del sufrimiento de los oprimidos. La única resistencia contra la destrucción total, pero también contra el intervencionismo imperialista es el movimiento revolucionario de Rojava; ya que esta basado en la autodefensa y la autonomía frente a la autoridad y se opone asimismo a la teocracia totalitaria, no como mera táctica circunstancial sino como parte integral de su estrategia revolucionaria. En cualquier caso el criterio más fundamental de su estrategia es la promoción y defensa de los logros emancipatorios conquistados. Aquellos que afirman que la guerra debe ser luchada contra todos los poderes a la vez son probablemente incapaces de entender desde su posición las necesidades de la revolución. Es imperativo elegir el conflicto determinante a cada paso para no ser aplastados dentro de los antagonismos entre los distintos poderes. Hoy, en Siria la victoria de la revolución social contra el militarismo teocrático es de una importancia histórica y global inmensa. Y por esta razón los revolucionarios vienen de muchas partes a luchar en Rojava.
Los internacionalistas que luchan solidariamente en Rojava han roto las fronteras nacionales; tanto las fronteras nacionales custodiadas por los ejércitos de los amos así como las fronteras internas, los luchadores kurdos y turcos viven y mueren juntos. Proletarios de Europa y los Balcanes dejaron atrás sus privilegios occidentales y prejuicios racistas abriendo caminos hacia la revolución global.
Animamos abiertamente a las personas a unirse a la lucha donde esta tiene lugar.
El apoyo en la distancia es insuficiente, incluso hipócrita. La crítica intelectual es hostil, antiproletaria y contra revolucionaria. Citando a la Unión Popular Anarquista de Brasil (UNIPA): “Para los revolucionarios anarquistas que defienden el materialismo y la dialéctica como método de análisis , lo que es verdaderamente importante es el carácter preciso de la lucha que se desenvuelve, es decir, si es justa o injusta desde la óptica de la revolución social. Una organización anarquista no debe nunca olvidar sus principios ideológicos, estratégicos o teóricos. Esto, en oposición a un distanciamiento purista, sugiere participación o diálogo interno dentro del movimiento popular, comprendiendo las particularidades de cada tendencia o facción, su historia y su presente.”
Deseamos hacer constar en este punto que los compañeros que luchan en Rojava derrumban la afirmación racista de que los inmigrantes deberían de quedarse en su país a luchar. Es la responsabilidad de cada persona y debe ser una responsabilidad consciente para cada revolucionario, que el o ella comparta la lucha allí donde viven los oprimidos. Los internacionalistas en Rojava luchan contra las condiciones que favorecen el desplazamiento de las poblaciones, golpeando el conservadurismo de las metrópolis capitalistas.
No cerraremos esta introducción con un tono alegre. En Kurdistán, en Turquía, en los ghettos de EEUU, en México, en Egipto, en Ucrania y alrededor del mundo los proletarios están siendo masacrados y están luchando. No pretendemos hacer un panfleto romántico sino fortalecer la lucha de clases.
Aquí en Grecia las condiciones son peores. Mientras nos enfrentamos a un régimen en descomposición que saquea y reprime, no hay un movimiento combativo y organizado dispuesto a resistir. Al mismo tiempo que el movimiento de izquierdas armado en Turquía y Kurdistán se mueven mas allá de la política estatista, aquí muchos anarquistas e izquierdistas se han alineado con una de sus formas más abominables: la social-democracia. Al mismo tiempo que la llama de la revuelta se esparce por el mundo aquí algunos han descubierto el fin de la insurrección. Mientras, el estado continua imparable.
O intentamos hoy la revolución, cuando es necesaria o seremos enterrados en el baúl de la historia. Ahí, en Rojava, vemos una demostración. Aquí, el desierto de la desesperanza. Aquí en el desierto, debemos construir todo lo que la revolución en vida nos enseña.